sábado, 10 de enero de 2009

MARIANELLA PONCE


NELA:

¡Cuántas cosas han pasado!, desde la primera vez que te ví, eras tan chiquita, que cabías en una caja de zapatos y te reías, ya, te reías. Después vinieron las preguntas a tu vieja, del porqué del nombre compuesto, y lo era por una novela radial basada en el libro "Marianella" de Benito Pérez Galdós. No tenías un año y ya hablabas, y siempre sonriendo. Después la vida te llevó por turbulencias indecibles, siguiendo la prosapia genética de torturas sentimentales. Un secundario cursado a los tumbos, con monedas y cortes de luz general, escapes, aventuras, te fueron llevando por los escalones de fantasmagóricas experiencias. Después el amor, entró como un ladrón por tu ventana, arrebatándote la inocencia y dejándote soles por herencia. No importa, cuántas veces te quisieron soldar los labios, destruirte la sonrisa. Decías simplemente: "la base está". Ahora desde esta perspectiva del recuerdo, de tu voz, que me alcanza por la línea telefónica, tu palabra que me agranda, siento que no fueron en vano, aquellas vivencias en el Barrio San Martín cuando tu madre cocinaba con el techo por estrellas y debía buscar el agua, no sé por cuántos pasillos de miseria. Muy lejos está aquel baño público, o el almacén del Gallego o la vecina Pirucha. Muy lejos está la ausencia sanluiseña de tu padre, o el desafío casi siniestro de cruzar al otro lado del zanjón y descubrir como vivían los que realmente vivían. Y pudiste, lo cruzaste, distante está la cochambre; ¿te acordás de la canción de Serrat? Ahora, estoy segura, pisás tierra firme, has echado el ancla, y quizás los que te aman no entienden la dimensión interior de tu alegría. FELIZ CUMPLE NELA DEL ALMA. DIANA LAURA.