jueves, 17 de enero de 2008

callito

Son las 12 de la noche es decir comienza a nacer el día jueves 3 de mayo, te paso a continuación la carta que te escribí para la Navidad del 2000.

Querido hermanito Carlos:

Se que soy un vaga, ya que note había escrito, y esto te lo había prometido . Espero estés bien en compañía de Laura. Nosotros, yo Mami y Tati, estamos bien, siempre tirando.
Perdonáme por no haberte escrito. Dicen o alguien no sé quien, dijo alguna vez: "ser amigo es no tener que pedir perdón", es decir que si uno quiere no debe hacer cosas indignas para luego pedir perdón. Pero yo ahora te pido perdón por todas las veces que te fallé. Te fallé con mis silencios, un tanto prolongados, por todas las veces que no te tendí una mano. ¿Te acordás, aquella la de tu primera fuga en calle Entre Ríos?. Vos te habías subido arriba del techo. Yo estaba segura, bajo el techo, y vos allá arriba con todo tu coraje para enfrentar el mundo. Después, fuerom muchos los que te abandonaron , la sociedad que no se hace cargo de los seres marginados, de los niños de la calle , tu madre, tus hermanos, quedaste con tu niñez, abandonada en la vida, y debiste ser adulto de repente. Desafiaste la vida, y te hiciste a la gran ciudad. Siempre, confié en vos, en que eras un ser adulto, maduro y que ibas a volver y así lo hiciste. La vida es dura y te golpeó muchas veces, en cada uno de los despidos laborales, en cada cambio de destino que le diste a tu vida. Ahora a la vuelta de las cosas, debo decirte con mucho amor, que te extrañamos, que sos un ser especial para nosotros, por tus vivencias, tus chistes, tus arrebatos, tus inconciencias, pero especialmente, te quiero, porque sos la única persona en el mundo, aparte de mi hijo que realmente me quiere y estás siempre conmigo. Conocés cada una de mis caídas, derrumbamientos de vida, y jamás te colocaste en Juez. Guardaste prudente silencio como quien comparte el dolor del fracaso en la batalla. Pero también, entendés, que cada fracazo es una antesala del triunfo, de ese triunfo al que he llegado con las rodillas bastante lastimadas. Mi hijo, es mi mejor herencia, es un hombre bueno y respetuoso, através de él he aprendido a quererte más a vos, ya que ha medida que lo he visto crecer, he entendido a modo de comparación que difícil te debe haber sido la vida a vos en la gran ciudad, cuando lo observo a él con su inconciencia y que todavía no vive en su piel cómo de terrible y escabroso es el mundo allá afuera , ese mundo al que vos fuiste lanzado casi a la fuerza cuando todavía te hacían falta las caricias de tu madre. Te he recordado mucho siempre, estos días que se acerca NAVIDAD , y uno tiene deseos, buenos deseos, de que a los seres que queremos, les vaya bien.


Te copio el mensaje de la tarjeta que hice para vos en ocasión de la navidad Pasada:
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Querido Carlos:

Todavía guardo en mi memoria, tus pequeñas manos de las que me aferraba jugando en la acequia de calle Santa Fé 619.
Allí a la orilla, hacíamos castillos de arena.
Todavía, sigo construyéndolos, muy, dentro mío- Nadie, ningún vendaval, ha logrado destruírlos, algún día, estoy segura se cumplirán todos los sueños que construímos siendo niños.

Besotes de todos nosotros. Cuidate por todos los que te queremos.