miércoles, 24 de septiembre de 2008

JULIETA OLMEDO

Hola querida hermana: ¿Te acordás?

Miro hacia atrás, y hay cosas buenas y malas, rescato las buenas.
Te acordás? cuando la mami se levantaba al amanecer y nos hacía un desayuno con ñaco y cebolla en la sartén de la Abuela Matilde, porque no tenía otra cosa?. Alguna vez, me dijo la Laura tu mamá no dejaba ver la pobreza.
Los domingos cuando infaltablemente hacía tallarines, con el tuco y mucho aceite. Después nos bañaba y nos compraba un chupetín a cada uno. (La gran golosina). Recuerdo los días de vacaciones, que no lo eran , ahora sé que jamás las tuvimos, cuando el papá nos encargaba a su ida, cinco palabras desconocidas del diccionario y luego debíamos realizar las oraciones a modo de interpretación. Y su vocación enferma de hablar siempre de Filosofía, Política o de Sarmiento. Las discusiones por los celos de mamá. Las veces que lo echaban del trabajo. Las veces que me mareaba, quizás de hambre y me apoyaba en vos para no caerme. Los días que pasé gritando por el dolor de oídos y jamás me llevaron al médico. El agua que no teníamos. El grifo de la calle 3 de Febrero y Santá Fé donde jugábamos en verano. Sabés? me queda lo que quise quedarme. Esa porfía de leer inculcada a golpes, (decían la letra con sangre entra). Ese querer saber que es lo que pasa en la vida de mi país, en el mundo. Atesoro aquella hormiguita viajera que el Carlos me dibujó en la portada de mi cuaderno de primero superior. Me quedan tus dibujos ejecutados con birome negra, trazo fino, cuando hiciste al General San Martín entre tantos otros. Te acuerdas? de aquellos dibujos con tinta china y lápices de grasa? que parecían hecho en el oriente? Cuando vigilábamos la salida de papá, esperando con ansias que saliera, para que no nos torturara más? y vos le quemaste el pantalón gris?. Cuando fumabas a los nueve años, y yo admiraba tu coraje de jugar a ser grande en el medio de la noche? . ¿O aquellas veces cuando la mami, pasaba las noches enteras, parada en la ventana, mirando, hacia la calle?.
La admiración que sentían las maestras por nosotros, por las máximas que colocábamos al comienzo de la página, cada día?: "Tierra rica y sin cultivar, no tiene nada que dar". Me acuerdo una noche de verano, no sé cuántos años teníamos, vos cantabas con un libro en la mano., apoyada en el tronco de un sauce añoso Brasil, noches de Brasil. Cuando recitabas El Embargo: Pase usté más alanti, y quentren tos esos.
Tengo presente aquel día cuanto la Fité te humilló, por las moscas en el rancho, y nuestro padre le hizo una carta al padre de ella, recriminándole la actitud. Solamente querida hermana me queda lo bueno. Lo otro lo dejé en el camino, como quien en un vuelo, que amenaza venirse a pique, soltás las pesadas cargas, para salvarte, arrojé, los golpes, la falta de cariño, la falta de caricias, la falta de comida, los Reyes a los cuales mataron con la verdad, las lluvias que nos atacaba cada vez que llovía, los sabañones, que me partían las manos en el invierno, los juguetes que eran de los peores. Sabés? estoy salvada. He llegado a un lugar, donde ya no tengo miedo, por no saber que comeré mañana. Ya no tengo miedo, si nos van a quitar la casa prestada, o lo van a hechar otra vez del laburo al papá. Estoy salvada. No te había escrito, porque tenía dolor, dolor por no tenerte aquí, bronca con la vida, porque tuviste que irte. Pero estás conmigo, en este globo espiritual que es el vivir de BUENOS RECUERDOS. FELIZ NUEVO CUMPLEAÑOS. BESOTES. TE QUIERO. TU HERMANA.